Al envejecer, nuestro cuerpo acumula células senescentes y nuestros órganos pierden circulación y funcionalidad en un proceso denominado fibrogénesis, lo cual, en conjunto, contribuye al deterioro de nuestra salud. Hemos constatado que la acumulación de hierro puede desempeñar una función clave en varios de esos procesos (Maus et al., bioRxiv, 2022). Nuestros hallazgos conllevan implicaciones importantes en cuanto a la patobiología del envejecimiento y el cáncer. Actualmente investigamos la función y el potencial diagnóstico y terapéutico de la acumulación de hierro asociada a la edad en los ámbitos médicos de la longevidad y el cáncer.

Al envejecer, nuestras funciones inmunológicas se deterioran en un proceso conocido como inmunosenescencia. Hemos constatado la existencia de reguladores del inmunometabolismo que son fundamentales para la conservación de la función inmunológica (Maus y Vaeth et al., Immunity, 2017). Actualmente, desarrollamos estrategias para medir y modular la edad del sistema inmunitario con el objetivo de conocer la función y el potencial diagnóstico y terapéutico de la inmunosenescencia en el envejecimiento y el cáncer.

La detección de nutrientes desregulada es una característica común de los tejidos envejecidos, las células senescentes y las células cancerosas, lo cual da lugar a una acumulación excesiva de biomateriales. Hemos constatado la existencia de reguladores de acumulación de biomasa (Maus et al., Cell Metabolism, 2017). En la actualidad, investigamos la biología subyacente a la acumulación excesiva de biomasa en las células senescentes, lo que tiene importantes implicaciones en el envejecimiento y el cáncer.