- La actual pandemia de COVID-19 ha obligado a revisar los protocolos y la forma de atender a los pacientes oncológicos, teniendo en cuenta que son una de las poblaciones de mayor riesgo en caso de contagio
- También ha sido necesario revisar los ensayos clínicos para ver si era posible continuar adelante con ellos garantizando en todo momento los altos estándares de cuidado que los pacientes que requieren
- Un artículo publicado ahora en Nature Medicine repasa las medidas adoptadas por los siete centros que conforman el Cancer Core Europe y busca ofrecer una guía a otros centros en situaciones similares
Barcelona, 16 de abril de 2020.– La pandemia actual de COVID-19 supone un reto para todas las personas, pero especialmente para pacientes de otras enfermedades que se ven afectados por las limitaciones impuestas en estos tiempos. Los pacientes oncológicos no son una excepción y han visto como sus visitas al hospital han tenido que ser reducidas drásticamente, y los oncólogos valorar en cada caso y de forma personalizada el riego – beneficio de que cada paciente realice un determinado tratamiento o éste se posponga, sin comprometer en ningun caso la calidad de la atención y menos aún los resultados de sus tratamientos. La novedad de COVID-19 ha obligado a hacer muchos cambios con importantes decisiones en base a las opiniones de expertos. Un artículo publicado hoy en Nature Medicine describe las medidas que han tenido que tomarse.
El Vall d’Hebron Instituto de Oncología (VHIO)- Hospital Universitario Vall d’Hebron (HUVH) junto con otro seis centros líderes en el tratamiento del cáncer, agrupados en el Cancer Core Europe (CCE), se han visto obligados a cambiar el abordaje de los tratamientos de sus pacientes afectos de cáncer con motivo de la pandemia del COVID-19, buscando ofrecerles a pesar de esto el mejor cuidado y calidad en su tratamiento. Los especialistas de estos centros no solo buscan prevenir la propagación de la pandemia, sino también proteger a los pacientes oncológicos cuya enfermedad y tratamientos los hacen especialmente vulnerables a las complicaciones si se infectan por el Coronavirus SARS-CoV-2.
“En unas pocas semanas ha sido necesario revisar y reorganizar los tratamientos de los pacientes y también los proyectos de investigación debido a esta crisis de la COVID-19. Algunos tratamientos han tenido que ser postpuestos o ajustados para proteger al máximo posible los pacientes con cánce” explica el Dr. Josep Tabernero, director de VHIO y jefe de servicio de Oncología Médica del Hospital Universitario Vall d’Hebron (HUVH) y uno de los autores del artículo junto con la Dr. Elena Garralda, investigadora principal del Grupo de Desarrollo Clínico Precoz de Fármacos de VHIO y el Dr. Alejandro Piris, jefe del Área de Coordinación Científica del VHIO entre otros. “También ha sido necesario limitar las situaciones de contacto físico con los pacientes o emplear la teleasistencia cuando era posible, pero siempre con la vista puesta en afectar en lo mínimo posible su cuidado, buscando mantener siempre los altos estándares de tratamiento a pesar de la limitación en equipamiento de protección personal, reducción de camas, personal y otros recursos que ha ocasionado esta crisis sanitaria, al verse obligadas las organizaciones a redistribuir los recursos hacia la asistencia del COVID-19” señala el Dr. Tabernero, quien indica como también ha sido preciso reevaluar los estudios clínicos para ver si podían continuarse.
En el artículo publicado en Nature Medicine, los siete centros europeos de tratamiento del cáncer comparten las opciones que han tenido que tomar para adaptarse a la nueva situación generada por la pandemia de COVID-19 así como las consideraciones e incertidumbres a las que se enfrentan. “Esto sin embargo no acaba aquí. Es muy posible que tengamos que evaluar nuevos escenarios teniendo en cuenta la rapidez con la que evoluciona la situación y es necesario entender que adaptar el cuidado de los pacientes con cáncer debe ser un proceso dinámico. Pero estas consideraciones que ahora aportamos esperamos que puedan aportar algo de luz y ayudar a guiar a otros centros que se encuentran en una situación similar” añade el Dr. Tabernero.
Hay varios aspectos que las instituciones médicas deben tener en cuenta para garantizar la continuidad en la atención del cáncer, como se profundiza en el artículo publicado en Nature Medicine, pero los fundamentales serían los siguientes:
– Actividades clínicas: adaptar las tareas para mantener los centros oncológicos libres de COVID-19; ajustar los regímenes de tratamiento estándar y modificar protocolos de tratamiento previamente establecidos por razones de seguridad del paciente.
– Comunicación y atención psicosocial a los pacientes.
– Personal cualificado en frente a la pandemia: la velocidad y la capacidad para evaluar al personal del centro para COVID-19 es esencial para garantizar la continuidad de la atención.
– Capacidad de las instituciones de ofrecer atención perosnalizada ante esta situación, discutiendo tratamientos alternativos como radioterapia y / o terapias sistémicas, valorando el aplazamiento de ciertas operaciones programadas y modificando los tratamientos para que el paciente tenga que estar menor tiempo en el Hospital.
– Colaboraciones en red a nivel regional, para de esta forma compartir la atención de pacientes con cáncer.
Pero además de la necesidad de adaptarse a esta nueva situación generada por la pandemia, esto también puede servir para avanzar en determinados aspectos del tratamiento del cáncer y así lo señala el Dr. Josep Tabernero. “El uso de tratamientos menos invasivos siempre que sea posible ya era una tendencia antes de esta crisis, pero ahora se ha avanzando todavía más en este sentido. Esta pandemia también nos está permitiendo ver como podemos emplear las diferentes ayudas tecnológicas para conseguir una atención médica más rápida y accesible así como dinamizar la teleasistencia y la telemedicina. Son lecciones que tendrán un inmenso valor una vez superada la pandemia”.
Acerca de Cancer Core Europe
Cancer Core Europe (CCE) es una alianza de siete centros europeos líderes del cáncer, que combinan la investigación científica con la atención al paciente. CCE se fundó en 2014 para acelerar el desarrollo de terapias innovadoras contra el cáncer a través de una estrecha colaboración en investigación traslacional y clínica. Sus siete centros miembros tratan colectivamente a aproximadamente 350.000 pacientes anualmente.